archiveauthordonateinfoloadingloginsearchstarsubscribe

Entrevista. Hemos hablado con Bernardine Dohrn, hoy docente y abogada de los últimos.

Un continente pide democracia participativa

Bernardine Dohrn sobretodo tiene a enviar un mensaje a las mujeres: “También estaremos en la plaza en Washington por los mismos motivos: Ni una menos”, dice al Manifesto. Ex militante del Weather Underground, Bernardine Dohrn hoy es abogada, activista por los derechos de las mujeres y docente universitaria en la Northwestern University. La hemos encontrada en Roma, durante el tour organizado por la casa editora Derive Approdi, que ha publicado el libro Fugitive Days, de su compañero Bill Ayers, otro exponente histórico del grupo.

El nombre de los Weathermen provenía de una estrofa de la canción de Bob Dylan, Subterranean homesick blues: “You don’t need a weatherman to know which way the wind blows”. Hoy no se siente más underground, en qué cosa consiste su actividad?

Estamos convencidos que un verdadero cambio en Estados Unidos, pueda llergar desde abajo, desde un activismo radical, de los movimientos sociales. Nosotros apoyamos a la resistencia de la población más vulnerable. La crisis estructural del capitalismo esta provocando grandes luchas en las franjas de población más vulnerable, donde nosotros hemos visto las grandes huelgas de las mujeres, profesoras, en la sanidad las enfermeras, las trabajadoras domésticas que se han movilizado por primera vez, sin olvidar a los indios de América, los migrantes indocumentados, y además el mundo de las cárceles. Los Estados Unidos son un país de “prisioneros”: hay 2,3 millones de personas en la cárcel y aproximadamente 4 millones tienen restricciones, como el brazalete electrónico o semilibertad. La mayor parte es afroamericana, o se trata de migrantes sin documentos. Una grande industria de la seguridad que sirve al capitalismo. Obviamente, por cada persona en la cárcel, hay familias que sufren, sobretodo mujeres.

Pero el movimiento abolicionista es central en el activismo radical estadounidense, y también aquel contra la pena de muerte. Existen huelgas de los encarcelados contra el trabajo forzado, la única forma de esclavitud legalizada y también los movimientos a favor de la liberación de prisioneros políticos históricos, como Mumia Abu Jamal, u Oscar Lopez, Leonard Peltier o nuestro David Gilbert, en la cárcel desde hace más de 35 años. Cierto, el análisis teórico de lo que nosotros llamamos la resistencia crítica ha sido guiada por más de 30 años por la visión de Angela Davis. Entre las luchas más fuertes, aquella contra la institucionalización de la caución, que deja en la cárcel solamente a los más pobres. En las prisiones principales de Chicago, nuestra ciudad, hay 9.000 reclusos, y el 90% está constituído por afroamericanos y latinos en espera de juicio. La mayor parte no puede ser liberado por que no tiene dinero. El problema es que todo este fermento no ha encontrado una orilla política fuerte y organizada.

La extrema derecha, en cambio, la ha encontrado en Trump.

Sí, su victoria ha sorprendido a todos. Ahora debemos afrontar una situación inédita, un peligro para el mundo: en el plan ambiental, ya que Trump quiere abolir todos los acuerdos tomados, sobre aquellos nucleares y de la libertad. Trump es un gran amigo de Israel, quiere bombardear Corea del Norte… Será un peligro también para un continente como América Latina, donde Cuba y Venezuela han trazado otro camino. Debemos reconstruir un movimiento contra la guerra. Y un movimiento de las mujeres.

Muchas mujeres han votado por Trump, como lo explica?

Estamos discutiendo de ésto. Ciertamente, hay también una responsabilidad del movimiento feminista de los años pasados, de aquellas feministas blancas que se han extrañado de los problemas reales. Hoy tenemos necesidad de un análisis más fresco, muy diverso del de aquellas activistas blancas de los años 60s: ligado a las mujeres migrantes, a las huelgas del trabajo no pagado, a las luchas de las mujeres afroamericanas. Muchas jóvenes se han empeñado en el movimiento contra las violaciones en los campus, se estan creando nuevas redes de solidaridad entre las adolescentes. El odio por Trump, su agresividad, su desprecio contra las mujeres, pero, son cuestiones que los hombres deberían hablar, a partir de sí mismos.

Por un parte los cerramientos xenófobos, por otra los universalismos propuestos por las religiones, regresivos o progresistas como los del Papa Bergoglio, que no le gusta a Trump. Qué piensa del Pontífice argentino?

Las posiciones de Bergoglio se apoyan en la Teologia de la Liberación, que ha acompañado la lucha de los comunistas en América Latina en los años 70-80.Su universalismo es eficaz porque propone otra respuesta al cerramiento xenófobo y a las crecientes privatizaciones, una respuesta basada sobre la justicia social, y esto es progresista. Su universalismo, pero, hasta ahora, arriesga de excluír la mitad del mundo: las mujeres. Cuando ha venido a los Estados Unidos no ha dado relieve a una figura femenina. Pienso que una respuesta unitaria y estructural está, en cambio, naciendo de la realidad que prefiguran una nueva izquierda: en Europa, con Podemos, Syriza, en América Latina la comunidad zapatista o el Socialismo del siglo XXI.

Subscribe to our newsletter

Your weekly briefing of progressive news.

You have Successfully Subscribed!